¿Por qué un video corporativo no vale 800 euros?

El valor del trabajo bien hecho

Existen millones de videos sobre todo tipo de marcas y empresas. De hecho, casi podríamos decir que existen tantos videos como empresas. Sin embargo, no todos son iguales. De hecho, es en sus diferencias donde podemos sentir cuándo un video es realmente poderoso. Ya sea por cómo se presenta la empresa, sus productos o servicios, los testimonios o grandeza de sus clientes, o cualquier otro aspecto, percibimos el nivel de ejecución técnica del video, la calidad de la imagen, el sonido envolvente u otros detalles, prácticamente de una forma inconsciente. No es algo que podamos tocar, muchas veces siquiera percibir o explicar, pero está ahí. Es inspirador, genera en nosotros unos sentimientos, la necesidad de poseer algo o despierta el germen de la acción. Como si algo hubiera conectado unos circuitos imposibles, arrojándonos una sensación inesperada.

Ese impacto no se consigue sin un gran esfuerzo, conocimiento técnico, un personal humano y los medios innovadores adecuados.

Los tres pilares de un video corporativo profesional

Ya sea global o específico, un video corporativo consta de tres grandes fases, y en la maestría a la hora de desarrollar cada una y complementarlas radica el éxito de toda la pieza, definido como la consecución del objetivo planteado a la hora de crearlo.

  • La preproducción del video. Es nuestra hoja de ruta, con una equis roja enorme marcada: Consiste en el desarrollo de la idea y su planificación completa: Guion literario y guion técnico, búsqueda de referencias visuales, estudio de localizaciones de rodaje, coordinación del material y personal técnico, casting de actores o figurantes en su caso, departamento artístico, permisos, contratos y todo lo necesario para el desarrollo de un plan de rodaje y ejecución enmarcado en un calendario concreto. La elección, creación y gestión de todo ello depende, una vez más, del objetivo propuesto, la propuesta de valor de la marca o empresa y su público objetivo.
  • La segunda fase es la producción. Es en esta etapa donde se realizan todos los rodajes para captar las imágenes propias y el sonido que requiera el proyecto. Según el nivel de la producción se utilizarán más o menos días de grabación, trabajadores, equipos técnicos de cámara y accesorios especiales (grúas, estabilizadores, travelling, ópticas de cine, iluminación profesional…), desplazamientos, dietas y todo tipo necesidades adheridas.
  • La postproducción es la última parada. Aquí es donde se produce la ‘magia’, mediante la edición de todas las imágenes, efectos especiales, motion graphics, animación 2d y 3d, foley y fx, mezclas de sonido y retoques de color avanzados. Para la edición de metrajes captados en cine RAW y otros formatos profesionales, se requiere de poderosos equipos hardwares y costosas licencias de softwares como Adobe Creative Cloud, Avid Pro Tools, Logic, DaVinci Revolve Pro, SAIs y sistemas de discos NAS profesionales, con pantallas LED y OLED calibradas y herramientas específicas de medición como monitores de forma de onda y vectorscopios y otros equipos de sonido en estudio.

Precios, calidades y acabados

La diferencia entre un video corporativo de mayor o menor calidad reside en cómo de trabajada esté cada una de las tres fases arriba mentadas. Desde el detalle del mapa de ruta, hasta los medios con los que recorres sus carreteras y captas la esencia de cada rincón, sin perder nunca de vista esa enorme equis roja.

Lógicamente, el presupuesto del que se disponga para el desarrollo de un video corporativo afecta de forma directa en su resultado. Cuantas más horas se le puedan dedicar a un proyecto, con un personal humano cualificado y los idóneos medios técnicos, mejor será el video corporativo y, por consiguiente, su rendimiento.

Con esto queremos decir que, al contrario que el techo del video, que casi puede ser inexistente, el suelo de un video corporativo profesional debe comenzar en unos estándares de calidad ‘mínimos’, que garanticen el propio sentido del video y la consecución del objetivo perseguido. Si no se pueden alcanzar dichos imprescindibles, lo mejor es esperar a poder hacerlo y no contratar una infraproducción, que con total seguridad no cumplirá con los efectos y metas deseadas.

«Un buen video es aquel que consigue un gran impacto, y eso requiere mucho trabajo, experiencia, creatividad y el uso de los equipos técnicos adecuados.»

Invertir en caballos ganadores

Con la acelerada digitalización que vive nuestro mundo y teniendo en cuenta que el video es la herramienta más poderosa que existe para conectar con el público, ahora más que nunca invertir en el desarrollo de contenidos audiovisuales es una de las mejores opciones en cualquier plan de marketing.

Crear una estrategia de video marketing bien estructurada puede ayudar a reducir los costes de generar multitud de videos profesionales, logrando continuidad y obteniendo un nivel visual excepcional.

En Voel ayudamos a marcas, empresas e instituciones en el desarrollo de contenidos audiovisuales y estrategias personalizadas de video marketing. ¿Necesitas un video corporativo profesional?

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